viernes, 19 de agosto de 2011

Lucas 10:2

“Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.”

  • Mies: Cereal de cuya semilla se hace el pan; Muchedumbre de gentes convertidas a la fe cristiana, o prontas a su conversión. 
  • Obrero: Que trabaja. 
    • Trabajar: Solicitar, procurar e intentar alguna cosa con eficacia, actividad y cuidado.
     La mies representa las almas aun sin aceptar a Dios como salvador.  Los pocos obreros que hay somos los cristianos.  Ahora bien, hay muchas almas que están sin luz, que están las en la oscuridad.  La mies tiene que cumplir su propósito en el mundo en que vivimos.  Para que la misma cumpla su propósito, los obreros debemos traerlos al jefe (Dios) para que ellos hagan su propósito.  ¿Qué propósito? El de recoger mies, traer las almas a Dios.  Ellos son los obreros por los que tenemos que rogar.  Para que las almas lleguen al Señor, hay que trabajar.  Si no hacemos sacrificios en nuestras vidas, no podremos ver la gloria de Dios.  

     En Lucas 9:22 dice: “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.”  Para que la obra sea completada, debemos sujetarnos a Dios para que la obra sea como Él quiere que sea.  Él nos dice como hacer la obra, nosotros debemos sacrificar nuestra voluntad, nuestros deseos, para así poder hacer la obra que Dios quiere que hagamos.  Dios nos dio una orden directa en Lucas 10:2 “…por tanto rogad al Señor de la mies…”.  Debemos pedirle a nuestro jefe lo que necesitamos.  Si hay muchas semillas, la misma se puede echar a perder por sobremadurarse si se le puede decir así.  Cuando lleguen esos obreros, no debemos dejar de rogándole a Dios por los obreros.  Mientras más obreros hayan, mas mies se produce, por lo que se necesitan más manos para la obra. 


Por: Alexander Cruz

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